Barrax, pueblo típicamente manchego, está situado sobre una pequeña meseta en plena llanura manchega. Limita al Norte con La Roda, al Este con Albacete, al Sur con La Herrera y al Oeste con Lezuza, y se encuentra encuadrado actualmente en la comarca denominada Mancha del Júcar.

El suelo sobre el cuál se asienta la localidad está formado por un pequeño banco cretáceo muy rebajado de calizas grises, las cuáles se encuentran situadas horizontalmente dando lugar a una inmensa llanura que rodea la localidad donde el desnivel es mínimo, no llegando a sobrepasar el 1 por ciento.

En el norte de la localidad encontramos una inmensa hondonada de mantos cuaternarios de tierras arcillosas humíferas, muy fértiles y poco pedregosas. El noroeste está formado por suelo muy pedregoso. Por el contrario al oeste encontramos unas pequeñas lomas con cotas de 800 metros donde afloran capas cretáceas. Hacía el nordeste se extiende una gran llanura formada por tierras arcillo-sabulosas de una gran fertilidad y prácticamente sin nada de piedra, en la zona de la Torca las tierras son rojas y sumamente arcillosas. El suroeste de la localidad está formado por tierras pedregosas con pequeños montes de escasa elevación. El sur de la localidad está formado en su mayoría por tierra fértil muy arcillosa.

Barrax es una localidad muy pobre en aguas superficiales, esto es debido a la elevación del terreno donde a su vez se forma la división entre el Júcar y el Guadiana (Mediterráneo y Atlántico). A esto hemos de unir que el suelo de la zona esté formado en su mayoría por calizas muy agrietadas y suelos muy permeables, gracias a lo cuál el agua de lluvia se filtra hasta el subsuelo formando grandes bolsas de agua y confiriendo a la localidad una gran riqueza en aguas subterráneas. En el sudeste del término municipal encontramos el río Lezuza, siendo este un pequeño riachuelo de escaso caudal.

Dentro del término municipal encontramos el denominado Cerro de los Tres Obispos, siendo este el límite donde coincidían los obispados de Toledo, Cuenca y Cartagena hasta que en el año 1.950 se creó la Diócesis de Albacete. Posteriormente en el año 1.966 Barrax se incorporó a esta nueva diócesis de Albacete.

El término municipal comprende una extensión de 18.794 hectáreas, 39 áreas y 10 centiáreas, lo que en kilómetros cuadrados vienen a ser unos 188. Está situado en una meseta llana a 731 metros sobre el nivel del mar y 39º y 4´ latitud Norte y 5´ más 59" longitud Este, al meridiano de Madrid.

El origen de este pueblo hemos de situarlo e la denominada Venta de Barraj, la cuál pertenecía a la jurisdicción de Alcaraz. Posteriormente, el 20 de septiembre de 1.564, cuando se contaba con una treintena de casas, construidas todas ellas alrededor de la Iglesia se consiguió la segregación y el título de Villa por real concesión de Felipe II. En aquella época limitaba con Alcaraz, Chinchilla, La Roda y Lezuza.

Aquella antigua Iglesia de la localidad se hallaba situada en lo que hoy conocemos como Plaza de Santa Quiteria.

Los primeros documentos que se conservan datan del año 1.564, cuando el entonces rey Felipe II, otorgó el título de Villa de Barrax a un conjunto de unas treinta casas que “estaba más de ocho leguas grandes de la dicha ciudad de Alcaraz”, de la cual dependía hasta el momento y de cuyo trato se quejaban los vecinos del lugar.

Resulta interesante el valor del escudo de Barrax dotado de la singularidad de haber incorporado a la heráldica dos nuevos símbolos, la rosa del azafrán y el molino de viento del cultivo del azafrán en otros tiempos fuente de riqueza de la población apenas queda nada, en cuanto al molino de viento aún pervive en lo alto de la loma y visible en las afueras de la localidad es uno de los escasos molinos de estas características en la comarca.

Barrax ha trascendido más allá del ámbito rural por ser el lugar de nacimiento del pintor de fama universal Benjamín Palencia, vino al mundo un 7 de julio de 1894, una placa conmemorativa recuerda la casa donde nació y vivió sus primeros años de infancia.